Otosclerosis
La otosclerosis es, por definición, una osteodistrofia (deformación ósea provocada por la alteración en la nutrición del propio hueso) localizada en la cóclea.
En este artículo tendremos que utilizar esas palabras de difícil comprensión utilizadas por los médicos, no sin incluir la explicación de ellas.
Se trata de una patología (enfermedad) qué produce pérdida auditiva, que puede atacar a niños y adolescentes, pero que generalmente ataca a personas de ambos sexos entre 20 y 50 años de edad.
La otosclerosis (del griego otós: oído + sklerós: endurecimiento) es una enfermedad metabólica ósea primaria de la cápsula ótica y la cadena osicular (martillo, yunque y estribo) que causa fijación de los huesecillos, afecta exclusivamente a los humanos.
La enfermedad es más frecuente de lo que se manifiesta. De hecho, muchas personas presentan síntomas debido a que la osteodistrofia se focalizo en áreas críticas del oído, pero otras, pueden no tener síntomas debido a que el ataque es en áreas menos nobles y por lo tanto no afectan la audición y pasan desapercibidas clínicamente.
Se estima que uno de cada siete personas con la enfermedad tiene síntomas, para los restantes 6 pasa desapercibida.
Es una enfermedad que se manifiesta mayormente, pero no exclusivamente, en mujeres, en una relación de 2 a 1.
En las mujeres, tiene relación con los cambios hormonales que viven. Así, el embarazo es una situación de alto riesgo para pacientes afectadas de otosclerosis. Ante un embarazo, deben esperar un agravamiento de los síntomas. Inclusive, es común escuchar que el problema auditivo comenzó a raíz de un embarazo.
Lesiones características: El mecanismo de ataque consiste en la aparición de focos de otosclerosis, es decir lesiones de la enfermedad, a nivel de la articulación del estribo en la ventana oval del oído (ver imagen arriba).
Normalmente, el estribo transmite las vibraciones del sonido hacia la cóclea a través de la ventana oval. Si la otosclerosis ataca a ese nivel, la lesión impedirá la normal conducción del sonido. Pero no sólo ataca a ese nivel, también puede producir lesiones directamente en la cóclea.
Otosclerosis conductiva: Si la otosclerosis ataca la articulación del estribo con la ventana oval, producirá un trastorno de la conducción del sonido hacia la cóclea, por ello la pérdida auditiva será conductiva.
Otosclerosis neurosensorial: Si la otosclerosis ataca a nivel de la cóclea, produce un trastorno en la percepción del sonido, ya que es allí donde se halla el micrófono del oído (Órgano de Corti: millones de microscópicas células que actúan como micrófonos) y que ya pertenece al oído interno, provocando una pérdida auditiva neurosensorial.
Otosclerosis mixta: Si la otosclerosis ataca tanto al estribo y la ventana oval como a la cóclera.
Ver publicación Tipos de Pérdida Auditiva
Consecuencias: Si la otosclerosis es conductiva, tiene solución en muchos de los casos.
O se opera, o se puede beneficiar con un aparato auditivo, pero, si es la cóclea la que se halla afectada, por ser un tejido de naturaleza nerviosa, no tiene tratamiento alguno y no podrá ser operada, únicamente tendrá la opción de aparatos auditivos.
En la otosclerosis, los acúfenos o tinnitus (zumbidos en el oído) de tono grave son generalmente causados par la fijación del estribo a la ventana oval (fijación estapedio -vestibular), o sea del tipo conductivo. En cambio los de tono agudo son causados por lesiones otoscleróticas en la cóclea u oído interno.
La cirugía debe realizarse sólo en los de tono grave, debido a que sólo el oído medio es operable.
La cirugía consiste en: Solucionar la fijación del estribo en la ventana oval, lo que impide el paso de la onda vibratoria desde el oído medio hacia el oído interno.
Para ello, se hace una perforación en la platina del estribo. A través de la perforación, se coloca un pistón. Ese pistón mediante un alambre se une al yunque o al martillo.
Así, la onda sonora viaja a través de la membrana timpánica, martillo y yunque, llegando al pistón, el cual sortea la fijación otosclerótica llegando el sonido al oído interno.
Hay dos motivos para indicar la cirugía:
- Cuando la pérdida auditiva presenta un diferencial significativo (al menos 30 dB) entre la vía ósea y la vía aérea, y no hay ataque importante significativo a la cóclea (no hay ataque del oído interno). La cirugía en la mayoría de los casos disminuye el diferencial y por ende recupera la audición de forma parcial y en algunos casos total. En cambio, no actúa sobre el componente perceptivo, es decir sobre el daño a la cóclea.
- Cuando los acúfenos son de tonalidad grave y son tan intensos que no permiten desarrollar la vida normalmente. La cirugía actúa favorablemente en la mayoría de los casos, disminuyendo o eliminando los acúfenos. No debe indicarse cirugía cuando los acúfenos son de tono agudo, ya que ello indica que la causa es lesión del oído interno. En estos casos la cirugía será inútil.
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